Para nada me costó elegir que planta comenzar a germinar. Desde que se planteó la actividad, siempre pensé en realizarlo con una palta. La palta es una fruta que tiene muchísimas propiedades y beneficios para nuestra salud. Siempre fue mi favorita.
Para germinar esta especie de planta, lo que se hace es extraer una parte de la capa exterior del carozo, de la parte de abajo (parte del carozo mas ancha). Luego se injertan palillos que queden firmes al carozo, para sostenerlo durante el primer proceso de enraizamiento. Se coloca en un vaso o recipiente con agua lleno hasta la cuarta parte del carozo, y se deja reposar con los palillos encima. A medida que se va ensuciando el agua, hay que cambiarla por una nueva.
La palta es considerada símbolo del amor y la fertilidad. Es una planta con símbolo de naturaleza en su máxima expresión. Es por ello que decidí no intervenir demasiado a la hora de capturar estas fotografías. Están tomadas frente a una ventana que permite el ingreso de la luz natural que se funde con cada espacio del vidrio reflejado del frasco y también en el carozo con su textura. No opté por incluir ningún tipo de luz artificial, justamente para no romper este concepto de lo sencillo y lo sincero de lo natural. De esta manera se genera una sensación de tranquilidad, pureza, claridad y un ambiente placentero, propio de un hogar.
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